Una de las cosas que menos me gustaba de los días que viví en un colegio mayor universitario fue la sensación de conocer la vida privada de gente con la que ni siquiera había intercambiado una palabra - conocía "cotilleos" de desconocidos, al igual que supongo que ellos conocerían los míos. Y eso que allá en el 2000 aún no teníamos Internet en cada habitación, en cada dispositivo móvil...
Esta idea me viene a la cabeza cuando leo el artículo de Ignacio Ramonet en Le Monde Diplomatique "Control social total" donde nos habla del mundo que estamos construyendo en el que el informante es tu vecino y tú pasas a ser objeto de estudio - qué importa si con fines de seguridad nacional o con fines de mercado, ¿ quién puede ponerle puertas al campo una vez que una cámara te registra?
Este blog te enlaza con varios documentales sobre las cámaras de seguridad y la seguridad de las cámaras: la referencia a Orwell es constante.
Este fin de semana he conversado con dos adolescentes sobre su uso de las nuevas tecnologías y las redes sociales; ambos coincidieron en que la gran ventaja de las mismas es que " te enteras de todo" y antes eso no ocurría. ¿Qué valor puede tener el poseer la información? ¿Estamos más integrados como grupo social si tenemos información privilegiada de nuestros congéneres?
Ante el masivo uso de tanta imagen y tanto conocimiento anónimo, reivindico mi derecho a estar "fuera de cobertura" cuando lo considere oportuno. Voy a escribir esto como mi estado en Facebook, para que todos lo sepan ;)
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